ELIO EDGARDO MILLÁN VALDEZ …..M A Z A T L Á N, PARA SALIR DE LA INTEMPERIE

Cuando leemos los paisajes que nos pinta Enrique Vega Ayala, Cronista de la ciudad,  vemos un Mazatlán del siglo XIX con sus calles y callejuelas hechas y derechas que semejan un laberinto que lleva a todas partes y a ninguna, apenas transitables por las típicas arañas que José Alfredo Jiménez describió con buen tino y mejor rima. Esta imagen decimonónica del puerto se superpuso en todo el siglo XX, aún y  a pesar de que en este tiempo nuevo brotaron hoteles, espacios residenciales y las infaltables colonias populares en cuyo contorno no existe Dios y, menos aún, orden ni concierto. Dicho de otra forma: el desarrollo de Mazatlán ha quedado sepultado en el sarcófago de aquel siglo en el que don Porfirio Díaz afrancesaba por encimita nuestras ancestrales como  abigarradas tradiciones de construcción del espacio urbano, dicho sea en su más amplia acepción.       
Pero cuando se habla de las angostas calles y callejuelas del siglos XIX/XX mazatleco, nos referimos a ellas como parte de un holograma que pinta de cuerpo entero la endeblez espacial, administrativa, económica, cultural y, sobre todo, política que priva de este nuestro puerto y ciudad. Mazatlán ha carecido y aún carece de una visión de futuro. La alternancia que se ha producido en los últimos 25 años no ha modificado un céntimo el imaginario de archivo de nuestros políticos carentes de imaginación: alternativamente Mazatlán ha girado entre el desorden y un orden asfixiante, que han contenido, cada quien a su manera, el desbordamiento de una sociedad que vive y muere cíclicamente en el manto de una economía estacional.  Ambos fenómenos en los que se ha expresado la alternancia, en efecto, no han agregado una coma a la construcción de un Mazatlán del siglo XXI.
EL MITO DURA HASTA QUE LA REALIDAD LLEGA.
Pero esta bomba amenaza todos los días con explotar. Vivimos un tiempo contado donde las maniobras políticas del orden/desorden que caracterizan nuestra estabilidad política serán un juego de niños para contener esa explosión. El futuro inmediato puede sumirnos en el caos o, en su defecto, prepararnos para convertir a Mazatlán en una ciudad, como es hoy Guadalajara, en un factor de confluencia e intermediación de los productos y servicios que se producen en el sur, el norte y el noroeste de nuestro país y ofrezca, además, una conectividad expedita con el resto del mundo. Esta posibilidad está a punto de concretarse: La conclusión de la carretera Mazatlán/Durango nos conectará con el 20 % del producto interno bruto que se produce en México. 
Esta circunstancia cambiará relativamente el eje que hasta hoy ha caracterizado a la Perla tapatía. Seguramente una parte de la pujanza que la ha distinguido tenderá a recorrerse a Mazatlán con todas sus proverbiales consecuencias. Y podría ocurrir que si no nos preparamos a tiempo y en tiempo record, sólo suframos aquéllas que nos hundirán en un mayor caos citadino. Justamente por eso se afirma que vivimos un tiempo contado, una hora cero que necesita llenar su tiempo vacío en por lo menos cuatro iniciativas de gran calado, a saber.             
CREACIÓN DE UN PUERTO SECO.
Se requiere la construcción de un Centro de Logística que permita la recepción,  manejo, organización y transferencia de productos de importación y exportación, que además agregarían valor a través de cadenas de frío para alimentos y productos agrícolas. El Centro de Logística sería un espacio construido fuera de la ciudad que estaría compuesto por innumerables bodegas en donde la carga procedente del norte y del centro del País, sería organizada y enviada a diversos destinos, inclusive a otros países, a través de un sistema de aduanas permitidas por acuerdos internacionales, denominadas internación de mercancías. De esta forma  los productos de exportación serían remitidos a sus compradores  sin tener que pasar por un sinnúmero de revisiones aduaneras, tal como ocurre ahora en muchos puertos y ciudades del mundo. La edificación de este “Puerto Seco”, además, generaría muchos empleos y el descongestionamiento vial hoy tan adverso para los mazatlecos y sus visitantes. Es necesario señalar que este esfuerzo requerirá de uno no menor: La construcción de un Parque Industrial que se hará necesario con la construcción del Centro de Logística.
REPLANTEAR NUESTRA RELACIÓN CON EL TURISMO.
El fardo con el que carga el puerto como producto de la violencia que lo oprime, amenaza con convertirlo en un desierto si no se plantean estrategias inteligentes para retener e incrementar la afluencia de turistas. No basta gastar carretadas de millones en promoción si este flagelo continúa constante y sonante, porque sólo basta que las embajadas de EEUU y Canadá revelen a sus conciudadanos los peligros que pueden sortear si osan pisar esta tierra envuelta en una estela de violencia para que Mazatlán se convierta en un páramo. Para intentar revertir este fenómeno, además de hacer un esfuerzo mayúsculo para reducir la violencia en general, deben blindarse los espacios que recorren los turistas, otorgándoles a cada uno de ellos un seguro un seguro de cobertura amplia, para que sufraguen los accidentes que pudieran generarles nuestra inveterada violencia; iniciativa a la que debe agregarse la profesionalización a fondo de la policía turística que recientemente se ha puesto en operación. Pero junto a estos esfuerzos de corto plazo, deben incluirse dos de largo aliento: la conclusión del Centro integralmente planeado, lo que implica la construcción de la presa Santa María, porque a partir  de este polo de desarrollo y su interrelación con Mazatlán, podría conformarse en pocos años la Riviera Sinaloense, pues conectaría y transformaría a toda la región del sur de la entidad en una amplísima zona turística que, sin lugar a dudas, incrementaría el flujo de visitantes.   
LA BASURA Y LA TRATA DE LAS AGUAS NEGRAS.
En materia de salud ambiental Mazatlán brilla por su opacidad: el tratamiento de la basura y de las aguas negras es, para decirlo sin estridencia, altamente deficitario: la basura desde su recolección hasta su vertedero en el llamado basurón, es profundamente contaminante del aire, de los mantos freáticos y, además, se ha convertido en un criadero de millones alimañas que, al desplazarse a la ciudad, contaminan a miles hogares. La falta de plantas tratadoras de aguas negras, por su parte, contaminan el mar, la bahía y las lagunas que constituyen los atractivos que convocan a miles de turistas. Hasta ahora ciudadanía y gobiernos han hecho oídos sordos ante amenaza que, el día menos pensado, podría cortar la rama del árbol en la que estamos sentados. Si queremos ser receptores de un turismo de estancias largas en la ciudad, como el caso de los millones de pensionados del los países del norte, requerimos una ciudad limpia y saludable. Por ello es urgentemente necesario industrializar la basura que producimos y, junto a ello, contar un drenaje eficiente y con el número suficiente de plantas tratadoras de aguas negras, que limpien esos líquidos en los tres niveles que prescriben los científicos  en la materia.
EL AGUA Y SUS REDES DE DISTRIBUCIÓN
           
Uno de los diques que ha causado enormes sufrimientos a la sociedad ha sido la escasez y la calidad del agua que consumimos. Vaya, hasta han caído y subido administraciones municipales usando esos hándicaps contra sus adversarios. Si bien se ha puesto la primera “piedra” para la construcción del acueducto que nos traerá el vital líquido de manera suficiente por un lapso de 50 años; hasta ahora esta obra está en suspenso, seguramente por falta de presupuesto, pero más temprano que tarde se llevará a efecto. Pero junto a la puesta en marcha de esta indispensable obra, se requiere asimismo cambiar  kilómetros de una red hidráulica que, por vieja y deteriorada, según los analistas, no resistirá la presión del agua que nos prodigará la presa picachos. En fin…
CÓMO HACER POSIBLE LO IMPOSIBLE.
Todo empieza como un sueño que, cuando es compartido por la mayoría, se convierte en una fuerza motriz que nadie puede parar; vaya, ni siquiera los políticos, cuya lente solamente repara en lo urgente pero jamás en lo importante. Este aggiornamento es indispensable impulsarlo desde la ciudadanía y, desde esa plataforma, convencer/obligar a los políticos a signar un compromiso multipartidista para que se convierta en una política de Estado, para que todos los presidentes municipales tengan que acatarla, independientemente de los colores partidarios que representen. En esta transformación de nuestra ciudad deben participar también los poderes ejecutivos del país y del estado, hasta conformar un fondo tripartita con el que progresivamente se irán concretando el conjunto de obras y servicios que situarán a Mazatlán como una ciudad del siglo XXI. No descarto la posibilidad de que podamos acodar un impuesto municipal para apurar la culminación de esta urgente necesidad; pero sobre esto volveremos en otros artículos.